CHARO VAQUERIZO: Comentarios

 
 
   DECLARACIÓN

Producir una emoción instantánea, al primer golpe de vista, eso es lo que intento conseguir en las obras, no importa cuáles sean mis motivos para pintar un cuadro.

Hay en la mayoría de mi pintura una fluctuación entre la abstracción y la figuración. Partiendo de manchas de colores que tienden a lo figurativo, me propongo sugerir la realidad profunda que subyace en lo representado, que está más allá de lo que ve el ojo distraído o ausente, de modo que el cuadro sea una revelación.

Mediante la técnica y el lenguaje plástico, trato de despertar la impresión que me produce la ciudad. El entorno cotidiano de la ciudad es el lugar de tránsito donde todo acontece, permanece o cambia. Observo la vida que transcurre en ella y la interpreto en el cuadro, buscando el significado del aparente caos urbano.

Aunque la gran urbe rebosa de personas, en mis obras la  figura humana rara vez se representa de forma autónoma, sino inmersa en su atmósfera poblada de iconos: coches, farolas, semáforos, señales del tráfico, que la llenan y que transmiten sentimientos de melancolía, soledad, silencio; emociones y magia.


Me reconozco en el intento de aprehender la esencia de lo urbano, de fijar en los límites estáticos del cuadro el sentido profundo de lo que se presenta como pasajero y mudable. Así, el cuadro es la expresión no de lo que la mirada azarosa ve sino de lo que presiente.

Invito al espectador a que se detenga un momento en los límites de la ciudad, se abstraiga de lo que está ocurriendo, sienta o piense en ese momento, y mire realmente a través de ella, hasta que la misma se le revele.
CHARO VAQUERIZO

 

La pintura de Charo Vaquerizo gira en torno a la temática del bodegón y el paisaje. El mar, la ciudad y la naturaleza muerta son la excusa para desplegar un amplio abanico de recursos plásticos. Con un colorido pleno de sensibilidad recurre a múltiples procedimientos pictóricos (técnicas mixtas, grisallas, pintura directa, óleo) fruto de una necesidad de investigación y una continua exigencia personal.

Este despliegue de recursos no resta coherencia a su lenguaje que se depura con el paso del tiempo y la suma de conocimientos. Desde el principio ha sentido la necesidad de reflejar en el soporte la realidad que la rodea, pero no de una forma mimética. Charo comprende que una verdadera obra de arte siempre es una interpretación de esa realidad. Interpretación que necesita pasar por el filtro del artista que, de esa forma, dota al cuadro de personalidad y diferencia su obra de la de otros, aunque tengan una temática común.


Por ese proceso de investigación, su colorido ha evolucionado de los colores intensos y empastados de una pintura directa a colores más sutiles fruto de la superposición de capas de las técnicas mixtas. Armonías de colores fríos y cálidos que nacen del conocimiento y la intuición y formas surgidas a partir de estructuras compositivas sencillas a la par que audaces. Todos estos elementos adquieren un protagonismo esencial en su obra y trascienden la naturaleza de lo pintado para convertirse en puro lenguaje plástico. A lo largo de este proceso creativo, nuestra artista ha ido despojándose de lo superfluo y acercándose esencialmente a las cosas.


Francisco Molina Montero
Pintor
Director del Taller del Prado

2013

 

Charo Vaquerizo, el color del paisaje

Charo Vaquerizo posee, en su personalidad artística, una cualidad que salta a la vista para cualquiera que se acerque a contemplar su obra. Esta es, ante todo, muestra de un  profundo vitalismo, unas ganas de vivir que derrocha sin cesar a través de cada una de sus creaciones, haciendo, de esta nota su particular cualidad distintiva del quehacer plástico.

Los campos de las tierras castellanas discurren sin cesar a través de sus pinceles, que optan por las pinceladas largas y empastadas de clara tendencia neoimpresionista. La expresividad que les confiere la técnica viene reforzada a su vez por el empleo del cromatismo siempre  restallante  de fuerza vital y rotunda, capaz  de transformar la realidad circundante en un festival de luz que imprime a los campos y árboles colores intelectualizados y llenos de emotividad.
En este sentido,  cada uno de los surcos con que describe sus formas plásticas nos muestra contornos llenos de movimiento. La estructuración de sus composiciones tendentes a las líneas diagonales convergentes, suelen favorecer la participación visiva con lo representado, penetrando así en sus pinturas de forma inmediata.

Aunque sus lienzos no estén habitados, la huella de lo humano en tanto que hacedor plástico o habitante del paisaje urbanita, -competencias ambas de la pintora-, es más que evidente. Charo Vaquerizo transmite siempre sensación de calidez, desde sus plasmaciones de puertos con tintes luministas hasta, incluso, en los lienzos en los que muestra vistas heladas de los pueblos segovianos...
            
Sela del Pozo Coll
Crítico de Arte
2003

 

...un alto efectismo de paisajes urbanos en los que se combina una composición consistente y firme del dibujo, con perspectivas alzadas y profundas, colores compactos y metálicos que dan una gran fuerza visual al paisaje a la vez que cierta actitud crítica a la ciudad dura e inhumana que habitamos. Son ciudades que reflejan sus luces alcanzando composiciones espectaculares, solemnes y mágicas, con una organización secuencial de planos creando volúmenes etéreos, de cierto tono neobarroco (O. Calabrese) que nos seduce e inquieta a la par.

Rodrigo González Martín (26/04/2016) en El Adelantado de Segovia.

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Charo Vaquerizo, aprehender la esencia de lo urbano, en la revista Diseño de la ciudad

 

 

Charo Vaquerizo busca con su pintura agradar a la vista, hacer que la mirada encuentre un punto de anclaje y el alma se inunde de serenidad y belleza. Jardines, parques y vistas de ciudades de sabor tradicional son sus apuestas para deleitar y transmitir la vitalidad que ella misma encarna.

Almendros en flor y viñas, muestras de una primavera eterna inmortalizada en cada uno de sus cuadros, son los protagonistas de sus paisajes, combinándose de forma sorprendente con glaciares helados bajo celajes  profundos.  Y de pronto, casi sin darnos cuenta, la figura humana reaparece en sus composiciones.


Las obras de Charo Vaquerizo beben de la poesía de Alberti cuando escribía en “A la pintura”:
La vida de la vida es promoverte. Tu victoria la muerte de la muerte.

EL PUNTO DE LAS ARTES
Marzo 2006